Una tarde soleada, Carmelo-Bene estaba recogiendo frutas en su huerta cuando Donyale-Luna, quien estaba perdida en el camino, apareció en la entrada de su casa. Carmelo-Bene la ayudó a encontrar su camino y, en agradecimiento, ella lo invitó a tomar un café en su cafetería favorita en la ciudad. Desde entonces, se volvieron inseparables y comenzaron una hermosa historia de amor.