Catherine y Nick se conocieron en una tarde soleada de verano en una cafetería con terraza en Nueva York. Catherine estaba sentada en una mesa, trabajando en su computadora portátil cuando Nick, quien se encontraba sentado en la mesa de al lado, se percató de que ella estaba teniendo problemas para conectarse a la red WiFi del lugar. Nick, siendo un amable joven, se ofreció a ayudarla y Catherine aceptó agradecida. Después de unos minutos de intentarlo juntos, lograron solucionar el problema y se pusieron a conversar. Ellos descubrieron que tenían mucho en común, desde su amor por la música hasta su pasión por los deportes. De repente, se dieron cuenta de que habían estado hablando por horas y que parecía que se conocían desde siempre. Desde ese día, Catherine y Nick se volvieron inseparables y comenzaron una hermosa relación juntos. Y todo gracias a un pequeño problema con el WiFi que los unió para siempre.
