Un día soleado, Nicole-Coste estaba caminando por la playa disfrutando del paisaje cuando de repente se tropezó con algo y cayó al suelo. Se dio cuenta de que era una pelota de fútbol y que alguien la había pateado sin darse cuenta. Se levantó, buscó a la persona que había pateado la pelota y vio a Cathy-Lee-Crosby corriendo hacia ella. Cathy se disculpó y le preguntó a Nicole si estaba bien. Nicole respondió que sí y empezaron a conversar. Cathy le contó a Nicole que estaba en la playa practicando para un partido de fútbol importante que tenía esa semana. Nicole estaba impresionada y le explicó que ella también había sido atleta y que había competido en carreras de obstáculos. De repente, sintieron una lluvia y decidieron refugiarse en una cabaña cercana. Allí descubrieron que tenían mucho en común: ambas eran mujeres fuertes, independientes y exitosas. Compartieron historias sobre sus vidas y las cosas que les apasionaban y se dieron cuenta de que se habían encontrado por una razón. Desde entonces, Nicole y Cathy se han mantenido en contacto y se han convertido en grandes amigas, siempre apoyándose mutuamente en todo lo que hacen.