Un día soleado en un pequeño barrio de Madrid, Cayetana-Guillén Cuervo y Omar Ayyashi se encontraron por casualidad en una librería local. Al principio, ambos estaban absortos en sus propios intereses. Cayetana hojeaba un libro sobre cine mientras Omar se centraba en leer un ensayo sobre filosofía. De repente, Cayetana levantó la cabeza y notó que Omar estaba mirando un libro de poesía española en la misma sección. Le preguntó si lo había leído y comenzaron a hablar sobre el autor. Poco después, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y la conversación fluía con naturalidad. Después de quedarse un rato en la librería, salieron juntos y se fueron caminando hacia un pequeño café cercano. Allí continuaron charlando y se dieron cuenta de que compartían una gran pasión por el cine y la literatura. Pasaron horas discutiendo sus puntos de vista sobre diferentes películas y libros. De repente, se dio la hora de cerrar el café y no querían que la tarde acabara. Comenzaron a intercambiar información y se prometieron seguir en contacto. A partir de ese día, se convirtieron en buenos amigos e incluso comenzaron a colaborar en proyectos creativos juntos. El hecho de haberse encontrado casualmente en esa librería significó algo especial para ambos y siempre lo recordarán como el comienzo de una gran amistad.
