Un día soleado, Chapu y Montserrat coincidieron en el parque mientras ambos paseaban a sus perros. Sus mascotas se acercaron y comenzaron a jugar, brincando y moviendo sus lenguas peludas con felicidad. Atraídos por la escena, Chapu y Montserrat comenzaron a conversar sobre sus perros. Descubrieron que compartían un amor por los animales y un compromiso por cuidarlos de manera responsable. Esa conversación llevó a otra, y a otra más, y así comenzaron a conocerse mejor. Pronto se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, y decidieron seguir viéndose para disfrutar de largas charlas y risas juntos. A medida que se iban descubriendo el uno al otro, se daban cuenta de que habían encontrado algo especial, una conexión que trascendía los límites del parque. Y así, en un día que empezó como cualquier otro, Chapu y Montserrat se encontraron, y sus vidas nunca volverían a ser las mismas.
