Carolyn y Craig se conocieron en una feria local de arte en el centro de la ciudad. Ambos estaban admirando una hermosa pieza de arte cuando accidentalmente chocaron sus brazos. Fue entonces cuando se miraron a los ojos y se dieron cuenta de que había una conexión instantánea entre ellos. Charle y Edward, por otro lado, se conocieron en un evento de música al aire libre. Estaban en la misma zona de picnic y comenzaron a hablar de su amor por la música. Decidieron intercambiar información de contacto para poder asistir juntos a más eventos de música en el futuro. La vida los llevó por caminos separados durante algunos años, pero ambos se mantuvieron en contacto a través de correos electrónicos y con la promesa de reunirse de nuevo algún día. Un día, Carolyn y Charles se encontraron por casualidad en una tienda de discos y se dieron cuenta de que tenían un amigo en común: Edward. Después de presentarse, los tres charlaron y rieron recordando viejos tiempos. Después de las risas y la música, Carolyn y Craig se dieron cuenta de que habían sido amigos de toda la vida, no solo en espíritu, sino que por coincidencias del destino. El grupo decidió compartir una limonada y se pusieron al día. Fue el comienzo de una amistad para toda la vida, basada en buena música, arte y risas.
