Un día, Charlie estaba caminando por las calles de Los Ángeles, cuando se topó con una tienda de antigüedades. Decidió entrar a echar un vistazo y allí fue donde vio por primera vez a Davia-Ardell. Ella estaba al otro lado de la sala hablando con el dueño de la tienda, pero Charlie no podía dejar de mirarla. Davia-Ardell parecía tan concentrada en su conversación que no se dio cuenta de que Charlie la estaba observando. Finalmente, Davia-Ardell se dio cuenta de la presencia de Charlie y lo saludó con una sonrisa amistosa. Charlie estaba un poco sorprendido por la amabilidad de Davia-Ardell, pero respondió rápidamente con su propia sonrisa. Los dos comenzaron a hablar y descubrieron que tenían una gran cantidad de intereses en común. Charlie descubrió que Davia-Ardell era una apasionada de la música y era muy talentosa con varios instrumentos. A partir de ese día, Charlie y Davia-Ardell comenzaron a verse con frecuencia, asistiendo a conciertos y ferias juntos. La conexión entre ellos se fortaleció rápidamente y pronto se convirtieron en grandes amigos. Años después, ambos recordarían con cariño aquel día en la tienda de antigüedades como el comienzo de una maravillosa amistad.
