Un día soleado de verano, Rachel Tatton-Brown, una talentosa artista callejera, estaba interpretando su música en la concurrida calle de una gran ciudad. Chris Evans, un famoso disc-jockey radial, pasaba casualmente por allí y se detuvo por un momento para admirar la habilidad de Rachel en la guitarra y el violín. A medida que Rachel finalizaba su presentación y el público se dispersaba, Chris se acercó a ella y le hizo una oferta: "¡tienes talento, deberías venir a mi show de radio y tocar en vivo!". Rachel se sorprendió y emocionó ante la oportunidad, y aceptó con alegría. Desde entonces, se han convertido en amigos cercanos, trabajando juntos en diferentes proyectos musicales y pasando tiempo juntos fuera de la radio. El destino los unió en ese día soleado de verano, y ahora están agradecidos por haberse encontrado.
