Christian y Isobel se conocieron en una cafetería el sábado por la tarde. Christian estaba sentado solo en una mesa, mientras Isobel entró apresurada en busca de una mesa vacía. Al verlo, Isobel decidió sentarse en la misma mesa que él. Fue algo incómodo al principio, ya que ambos se miraban de vez en cuando y disimulaban su mirada al notar el otro. Después de unos minutos, Christian notó que Isobel tenía un libro en su mano que conocía muy bien, así que decidió romper el silencio y preguntarle sobre él. A partir de ahí, comenzaron a hablar sobre sus intereses y hobbies, y descubrieron que tenían mucho en común. Pasaron horas charlando y riendo, y cuando se dieron cuenta, ya era de noche. Christian y Isobel intercambiaron números de teléfono y, desde entonces, no pasaron un solo día sin hablar o verse. Así empezó su historia de amor.
