Judith Holste se encontraba en la cafetería de un famoso estudio de grabación en Los Ángeles preparando su próximo proyecto, cuando de repente escuchó una voz detrás de ella que le decía "Perdona, ¿me dejarías tomar un poco de leche de tu mesa? La mía está vacía". Era Christoph Waltz, quien casualmente había pedido un café en la cafetería y se había dado cuenta de que su taza estaba vacía. Después de compartir la leche, los dos comenzaron una charla que se alargó durante horas. Resultó que estaban interesados en colaborar juntos en un proyecto, por lo que intercambiaron información de contacto y empezaron a trabajar juntos en una película que se convertiría en éxito de taquilla. Desde entonces, Christoph y Judith han trabajado juntos en múltiples proyectos y han mantenido una amistad muy cercana.
