Eddie y Claudia se conocieron en una cafetería en el centro de la ciudad. Eddie estaba sentado en una mesa cerca de la ventana, leyendo un libro, mientras que Claudia entró y se acercó al mostrador para ordenar un café. Cuando Claudia se dio la vuelta para ir a sentarse, vio a Eddie y su libro. Era una de sus novelas favoritas y no pudo resistirse a preguntarle si le estaba gustando. Eddie se sorprendió y sonrió, respondiendo que sí. A partir de ese momento, entablaron una conversación sobre sus pasatiempos y gustos literarios. Se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y su charla se prolongó durante horas. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y acordaron volver a verse pronto. Desde entonces, han sido amigos inseparables y ávidos lectores, siempre compartiendo sus historias favoritas y descubriendo nuevas juntos.
