Amy entró en el café, buscando un lugar para sentarse. No tenía idea de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. Codi, quien también estaba en el café, la notó de inmediato. Amy lo encontró atractivo e hizo contacto visual con él. De repente, Codi se levantó y se acercó a ella. "¡Hola! Soy Codi", dijo con una amplia sonrisa. "¡Hola! Soy Amy", respondió ella con una sonrisa correspondiente. Codi se sentó y comenzaron a hablar de todo, desde sus trabajos hasta sus pasatiempos. La química era evidente. Decidieron intercambiar números de teléfono y seguir hablando. Poco después tuvieron su primera cita. Comieron en un restaurante acogedor y luego fue a tomar una copa a un bar cercano. La conexión entre ellos era inmediata y profunda. Desde ese día, Amy y Codi han sido inseparables. Se han convertido en el mejor compañero y amigo del otro, y han enfrentado todos los desafíos juntos. La reunión fue una casualidad pero por la forma en que se complementan fue sin duda el destino.
