Un día soleado en la ciudad de Nueva York, Constanza estaba caminando por la calle cuando de repente se topó con Aroldo. Él estaba sentado en un banco observando el movimiento de la gente a su alrededor. Constanza se acercó a él y le preguntó si estaba bien, a lo que él respondió con una sonrisa y le dijo que sí. Después de unos minutos de charla, Aroldo le preguntó a Constanza si le gustaría tomar un café en un lugar cercano. Constanza aceptó sin dudarlo y juntos caminaron hacia una pequeña cafetería en la esquina. Mientras tomaban sus bebidas, comenzaron a hablar sobre sus pasatiempos, intereses y sueños. Descubrieron que compartían muchos gustos en común y eso les hizo sentir una conexión especial. Decidieron intercambiar números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Así, en una tarde cualquiera y sin esperarlo, Constanza-Varela-Model y Aroldo-Miveco se encontraron por casualidad y comenzaron una hermosa amistad que poco a poco se convirtió en algo más.