Un día soleado de verano, Hannah y Arthur se encontraban en una playa del Caribe disfrutando del clima y del mar. Mientras jugaban en la orilla, se dieron cuenta de que ambos estaban leyendo el mismo libro, "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Entre risas y charlas, descubrieron que compartían su amor por la lectura, la música y el cine clásico. Se desconectaron completamente del resto del mundo durante horas y prometieron seguir en contacto una vez que volvieran a sus respectivos países. Unos meses más tarde, Coral y Ortega coincidieron en una feria de arte. Ambos estaban extasiados ante una obra del mismo artista que habían descubierto por casualidad en una galería en Berlín. Empezaron a hablar sobre sus intereses comunes en el mundo del arte contemporáneo y se intercambiaron sus números de teléfono. Desde entonces, todas las semanas quedaban para visitar museos, exposiciones y ferias en la ciudad. Fue en una de estas citas donde decidieron empezar a trabajar juntos haciendo su propia muestra de arte. Así que, dos parejas diferentes se conocieron, pero con algo en común, su amor por la cultura.
