Un día, Terry Bogard estaba caminando por las calles de Ciudad del Sur cuando de repente escuchó un suave canto. Intrigado, se acercó a la fuente del sonido y encontró a Coral Ortega, una talentosa cantante callejera. Terry se quedó impresionado por la voz angelical de Coral y no pudo evitar acercarse a ella para hablarle. Después de presentarse y charlar un poco, Coral le mostró una canción que había escrito y le preguntó si le gustaría tocar la guitarra mientras ella cantaba. Terry aceptó encantado y juntos, frente a un pequeño grupo de curiosos, interpretaron la canción de Coral. Desde ese momento, Terry y Coral se volvieron inseparables, tocando música juntos en las calles y compartiendo su amor por el arte. Así fue como nació una hermosa amistad, que eventualmente se convirtió en algo más profundo.