Craig Oliver estaba en su oficina revisando los informes financieros de su empresa, cuando recibió una llamada de su amiga Joanna Gosling. Joanna y Craig se conocían desde la universidad y solían hablar de vez en cuando. Después de una breve charla, Joanna le preguntó a Craig si estaba interesado en colaborar con ella en un proyecto de publicidad para una nueva línea de productos de belleza. Craig se entusiasmó con la idea y aceptó. Durante las siguientes semanas, Craig y Joanna trabajaron duro en la campaña publicitaria y muy pronto, comenzaron a formar una estrecha relación profesional. Su química en el trabajo y su capacidad para trabajar juntos sin problemas hizo que se convirtieran en un equipo imbatible. Pero no fue hasta un viaje de negocios a Milán, donde la pareja pasó una noche en blanco discutiendo el último anuncio que estaban creando, que finalmente se dieron cuenta de que había algo más que una simple amistad entre ellos. Desde ese momento, Craig y Joanna se convirtieron en socios de por vida, tanto en el trabajo como en el amor. Y así, se convirtieron en una pareja increíblemente exitosa en todo lo que se proponían.
