El príncipe Carol de Rumania y la princesa Elena de Grecia y Dinamarca se conocieron en 1913 durante una visita del príncipe a Grecia. A pesar de la oposición de algunas facciones políticas en Rumania, la pareja se casó en Atenas en 1921 y tuvieron un hijo, Miguel. Sin embargo, la relación entre Carol y Elena fue problemática desde el principio, ya que ambos tenían personalidades muy diferentes y sus intereses eran distintos. Carol era conocido por sus aventuras extramatrimoniales, mientras que Elena era una mujer dedicada a la caridad y la educación. La pareja se separó en 1925 y se divorció en 1928. Después de la separación, Carol regresó a Rumania y se convirtió en el príncipe heredero. Más tarde, se convirtió en rey de Rumania en 1930, pero tuvo que abdicar en 1940 debido a la presión de los nazis y fue exiliado por el gobierno rumano. Elena, por su parte, se dedicó a obras de caridad en Grecia y se casó con un aristócrata rumano en 1947. A pesar de la brevedad de su matrimonio, la relación entre Carol y Elena tuvo un impacto duradero en la vida de ambos y en la historia de Rumania y Grecia. Su hijo, el príncipe Miguel, se convirtió en el último rey de Rumania antes de que el país se convirtiera en una república en 1947. Elena también jugó un papel importante en la vida pública de Grecia, especialmente en su compromiso con la educación y la cultura.
