Damien-Bowe y Nicola-Ulian se conocieron en un pequeño café en el centro de la ciudad. Ambos estaban sentados en mesas diferentes, pero compartían la misma vista de la calle. Damien-Bowe notó cómo Nicola-Ulian miraba fijamente el viejo edificio al otro lado de la calle, y decidió acercarse. - ¿Te gusta ese edificio? - preguntó Damien-Bowe. Nicola-Ulian lo miró sorprendida, pero sonrió y respondió que sí. - Es hermoso, pero también muy antiguo - comentó Damien-Bowe. - Sí, tiene mucha historia - agregó Nicola-Ulian. A partir de ahí, se inició una conversación entre ellos. Compartieron sus conocimientos sobre la arquitectura y la historia de la ciudad. Descubrieron que tenían más en común de lo que pensaban y decidieron seguir hablando después de que el café cerrara. Así, comenzó una amistad entre Damien-Bowe y Nicola-Ulian, que con el tiempo se convirtió en una relación de pareja sólida y duradera. Ambos recordaban con cariño aquel día en el café que dio inicio a su historia.
