Judith Campbell-Exner fue una socialité y amante de varios hombres poderosos en su tiempo, incluyendo al presidente John F. Kennedy y al gángster Sam Giancana. Uno de sus amantes en la década de 1960 fue Dan Exner, un hombre de negocios que estaba casado en ese momento. La relación entre Judith y Dan Exner comenzó en algún momento alrededor de 1962 y duró varios años. Se mantuvo en secreto debido al estado civil de Dan y al hecho de que Judith también estaba involucrada con Kennedy y Giancana. A pesar de la discreción, la relación de Judith y Dan se vio comprometida cuando Judith fue llamada para testificar ante el Comité de Reforma del Gobierno en 1975 durante la investigación sobre la CIA y sus posibles vínculos con organizaciones criminales. En su testimonio, Judith reveló su relación con Dan y cómo lo había presentado a Giancana. Aunque Dan nunca fue acusado de ningún delito relacionado con la investigación, su reputación se vio manchada por su asociación con Judith y su vínculo con la mafia. Después de su relación con Judith, Dan se divorció de su esposa y se mudó a California, donde comenzó una nueva carrera como pastor. La relación de Judith y Dan fue breve pero impactante en sus vidas, especialmente después de que se hizo pública y se vinculó a la mafia y al gobierno de los Estados Unidos.
