Un día soleado, Daniel-Oliveros caminaba por el centro de la ciudad sin rumbo fijo. En eso escuchó una hermosa melodía proveniente de una pequeña tienda de música y decidió entrar a investigar. Al entrar, el sonido lo llevó hasta la sección de instrumentos de cuerda, donde vio a una bella mujer tocando el violín con pasión y habilidad. Daniel-Oliveros no pudo evitar quedarse ahí, hipnotizado por su música y su belleza. Después de un tiempo, Savanna-Samson notó su presencia y le sonrió. Empezaron a hablar y descubrieron que ambos compartían una gran pasión por la música. Mientras hablaban, Daniel-Oliveros tomó su guitarra y comenzó a tocar una canción que había compuesto. Savanna-Samson se unió con el violín y juntos crearon una melodía hermosa que atrajo la atención de otras personas en la tienda. Desde ese día, Daniel-Oliveros y Savanna-Samson se volvieron inseparables. Comenzaron a tocar juntos donde pudieran y a crear música original que los llevó a ser reconocidos en su ciudad. Su amor por la música los llevó a encontrar el amor el uno por el otro, y desde entonces siempre han estado juntos.