Daniela y Guillermo se conocieron en una cena de negocios en Buenos Aires. Ambos trabajaban en el mismo sector y tenían que hacer un trato juntos. Al principio, no se llevaban del todo bien, pero después de la cena empezaron a hablar sobre sus pasatiempos y aficiones. Resultó que los dos eran amantes de la ópera y tuvieron una larga conversación sobre sus artistas favoritos. Desde entonces, sus reuniones de trabajo se convirtieron en excusas para discutir ópera y les permitió conocerse mejor. Lentamente, su relación evolucionó de una relación profesional a una amistad cercana y luego a algo más. Con el tiempo, Daniela y Guillermo llegaron a ser inseparables y se convirtieron en una pareja adorable que disfrutaba de la ópera tanto como el uno del otro.