Hinata Hyuga y Danielle Moinet se conocieron en una competición de artes marciales mixtas en Tokio. Ambas habían llegado a la final del torneo y se preparaban para enfrentarse en un combate épico. Sin embargo, antes del enfrentamiento, Hinata notó que Danielle estaba herida y se acercó a ella para ofrecerle ayuda. Danielle, sorprendida por el gesto de Hinata, aceptó la ayuda y juntas lograron sanar la lesión. Durante el tiempo que estuvieron juntas, conversaron y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, como su pasión por el deporte y su determinación por triunfar. El enfrentamiento final se llevó a cabo y aunque fue un combate muy reñido, Hinata resultó ser la vencedora. Danielle, lejos de frustrarse, felicitó a su contrincante y ambas intercambiaron números de teléfono, prometiéndose mantener el contacto. Después de ese día, Hinata y Danielle se hicieron muy buenas amigas y comenzaron a entrenar juntas. Años más tarde, Hinata decidió visitar a Danielle en Estados Unidos, donde ella había fundado una escuela de artes marciales para mujeres. Juntas, lograron crear un programa de entrenamiento que incentivaba la confianza y la autoestima de las mujeres, a la vez que les enseñaba técnicas de autodefensa. El legado de Hinata y Danielle perduró por generaciones y muchas mujeres se inspiraron en su amistad y en su fuerza para seguir adelante en el mundo de las artes marciales mixtas.
