Un día soleado, Daud-Gazale caminaba por la playa cuando vio a una joven sentada en la arena escribiendo en un cuaderno. Se acercó curioso y le preguntó si estaba escribiendo poesía. Nidyan-Fabregat le miró y sonrió. Desde ese instante, comenzaron una conversación interesante y profunda sobre sus pasiones por la poesía y la música. Daud-Gazale, quien era un talentoso músico, estaba impresionado por la habilidad de Nidyan-Fabregat para escribir poesía tan conmovedora y auténtica. Le propuso trabajar juntos en un proyecto que combinara sus talentos artísticos. Así comenzó una gran amistad y una colaboración musical que ha dado como resultado obras maestras, llenas de poesía y melodía. Todo gracias a un encuentro casual en una tarde de verano en la playa.