David y Lynn se conocieron en una cafetería en el centro de la ciudad. David estaba disfrutando de su café de la mañana cuando Lynn entró en la cafetería. Se acercó a la barra y pidió un capuchino, pero se quedó sin dinero para pagar. David, sin pensarlo dos veces, se acercó y le ofreció pagar su bebida. Lynn se sorprendió por su amabilidad y aceptó su oferta. Empezaron a charlar y descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por el arte y la cultura. Dejaron la cafetería juntos y caminaron por las calles de la ciudad charlando animadamente. Desde ese día, David y Lynn se convirtieron en inseparables, y poco tiempo después se casaron y fundaron su propia compañía de arte y cultura.
