Debbie y Nico coincidieron por casualidad en un pequeño café del centro de la ciudad. Ninguno de los dos se había percatado de la presencia del otro hasta que chocaron accidentalmente al levantarse para irse. Ambos se disculparon y, tras un breve intercambio de palabras, descubrieron que compartían intereses similares. Decidieron reunirse de nuevo para hablar sobre ello y, a partir de ahí, comenzaron a conocerse mejor. A pesar de que al principio se sentían algo tímidos el uno con el otro, poco a poco se dieron cuenta de que tenían una conexión especial y nunca se separaron desde entonces.