Un día soleado de verano, Erica-Boyer y Derrick-Jensen se encontraron en un café en el centro de la ciudad. Ambos estaban allí para tomar un café y leer un libro. Después de pedir su bebida, Erica notó un libro en la mano de Derrick que había leído y amado. Se acercó y comenzaron a hablar sobre literatura y su amor por la escritura. Después de unos minutos de conversación, Erica-Boyer y Derrick-Jensen descubrieron que ambos compartían la misma pasión por la conciencia ambiental y la justicia social. A partir de ahí, su charla se centró en su preocupación por la degradación del medio ambiente y la necesidad de tomar medidas para protegerlo. Desde ese día, Erica-Boyer y Derrick-Jensen se convirtieron en amigos cercanos, trabajando juntos en numerosos proyectos relacionados con el medio ambiente y la justicia social. Su encuentro casual en el café se convirtió en una amistad duradera y una colaboración significativa.