Un día de primavera, Dick Martin estaba de compras en una tienda de antigüedades y se topó con una hermosa lámpara de plata. Mientras la examinaba, escuchó una risa a su lado y se giró para encontrarse con Ingrid Goude, una encantadora mujer de cabello castaño. Dick se presentó y comenzaron a hablar de antigüedades. Ingrid mencionó que también le encantaba coleccionar antigüedades y le contó a Dick acerca de su última compra: un hermoso tocador francés del siglo XVIII. A Dick le encantó la pieza y comenzó a mostrarle a Ingrid algunas de sus otras compras recientes. Mientras hablaban, descubrieron que compartían muchos intereses y pasatiempos. Dick y Ingrid decidieron salir a tomar café para seguir charlando. Allí, se dieron cuenta de que había una conexión especial entre ellos. La risueña personalidad de Ingrid hacía reír a Dick y le encantaba su amor por las antigüedades y la historia. Ingrid, por su parte, estaba fascinada con la energía y el ingenio de Dick. Desde ese día en la tienda de antigüedades, Dick y Ingrid se convirtieron en inseparables, disfrutando de paseos por la ciudad, visitando museos de arte y compartiendo su amor por la historia y la cultura. Finalmente, se casaron y abrieron su propia tienda de antigüedades, donde compartieron su pasión con muchos otros amantes de las piezas nostálgicas y de gran valor histórico.