Dorothy Provine y Mark Nathanson se conocieron en una tarde soleada en una cafetería en el centro de Nueva York. Ambos estaban allí por casualidad, pero de alguna manera, el destino hizo que se cruzaran en el camino del otro. Mientras Dorothy tomaba sorbos de su café, Mark llegó al mostrador y pidió un pastel de manzana. La sonrisa amable de Mark llamó la atención de Dorothy, quien no podía dejar de mirar esos ojos azules que parecían hipnotizarla. De repente, se produjo un corte de energía eléctrica, dejando la cafetería en penumbras. Dorothy sintió un escalofrío y buscó instintivamente la mano de Mark en la oscuridad. En ese momento, sintió que algo especial estaba sucediendo entre ellos, algo que no podía explicar. El momento pasó y las luces volvieron a encenderse. Dorothy rió para romper el silencio y dijo: "Vaya, eso fue una forma emocionante de conocerse". Mark respondió con una sonrisa pícara: "Sí, y si no fuera por la oscuridad, ¡nunca habría tenido la oportunidad de sostener tu mano!". Desde esa tarde, Dorothy y Mark se volvieron inseparables, compartiendo momentos mágicos juntos que nunca olvidarían.
