Dr. Gerhardt-Sommer y Sheree-North se conocieron en una noche lluviosa en Nueva York. Mientras él caminaba por la calle, ella salió de un taxi y casi lo atropella. Él se disculpó rápidamente, y ella lo miró con cautela antes de reconocerlo como el conferencista principal al que había asistido esa tarde. Dr. Gerhardt-Sommer, impresionado por la personalidad vivaz y la belleza de Sheree, la invitó a tomar un trago en el bar más cercano. La química entre ellos fue palpable e inmediata, y pasaron horas conversando mientras la lluvia seguía cayendo afuera. Desde entonces, su historia de amor floreció y se convirtió en una verdadera obra maestra, como si hubieran sido hechos el uno para el otro.