Un día, Ed Bradley se encontraba en un restaurante de Nueva York almorzando, cuando notó que en la mesa de al lado estaba sentada Diane Jefferson. Él la había visto varias veces en la televisión y la admiraba mucho por su trabajo como periodista y su compromiso con la comunidad afroamericana. Sin embargo, no se atrevió a hablarle en ese momento y decidió esperar a que ella terminara su comida para acercarse a ella. Cuando Diane se levantó para ir al baño, Ed aprovechó la oportunidad y le dijo que era un gran admirador suyo y que le encantaría tomarse una foto con ella. Diane aceptó amablemente y, después de tomarse la foto, empezaron a hablar sobre periodismo y sus experiencias en la industria. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y se dieron cuenta de que eran una gran fuente de inspiración el uno para el otro. Desde ese día, Ed y Diane no dejaron de hablar y se convirtieron en grandes amigos, colaborando juntos en varios proyectos periodísticos. Su encuentro casual en un restaurante se convirtió en un vínculo duradero y significativo en sus vidas.
