Eduardo IV de Inglaterra y Elizabeth Woodville tuvieron una relación amorosa que generó mucha controversia en la Inglaterra medieval. Elizabeth era viuda y madre de dos hijos cuando conoció a Eduardo, quien la vio por primera vez mientras estaba descansando debajo de un árbol en la ribera del río. Eduardo quedó cautivado por su belleza y se enamoró de ella. A pesar de que Elizabeth no pertenecía a la nobleza, Eduardo se casó con ella en secreto en 1464. Este matrimonio secreto generó mucha polémica entre la nobleza inglesa, ya que muchos creían que Eduardo debía casarse con alguien de su misma categoría social. Además, muchos nobles envidiaban la influencia que Elizabeth tenía sobre Eduardo y la influencia que su familia comenzó a tener en la corte. A pesar de las críticas, Eduardo mantuvo su amor por Elizabeth a lo largo de su vida y la elevó a la posición de reina consorte cuando se hizo público su matrimonio en 1465. Elizabeth ejerció una gran influencia sobre Eduardo y se convirtió en la mujer más poderosa de Inglaterra, rechazando a varios pretendientes que querían casarse con sus hijas. Después de la muerte de Eduardo en 1483, su hijo Eduardo V asumió el trono, pero fue depuesto poco después por el hermano de Eduardo IV, Ricardo III. Elizabeth y sus hijas buscaron protección en una abadía, pero Ricardo III las hizo prisioneras. Aunque Elizabeth fue liberada posteriormente, su familia nunca volvió a recuperar la posición de poder que tuvo durante el reinado de Eduardo IV.
