Un día, en una función de teatro, Efraim Grimberg y Kerry Washington coincidieron por casualidad en el backstage. Ambos se quedaron impresionados por la actuación del otro, y rápidamente comenzaron a charlar. Descubrieron que compartían un gran amor por la interpretación y la creatividad, y se dieron cuenta de que había una química especial entre ellos. Decidieron intercambiar información de contacto y quedaron en hablar pronto sobre posibles proyectos colaborativos. Desde entonces, han trabajado juntos en varias películas y proyectos escénicos, siempre impresionando a la audiencia con su dedicación, habilidades y camaradería. Efraim y Kerry han formado una amistad duradera y respeto mutuo que ha unido sus talentos y ha enriquecido la industria del entretenimiento.