Fredd y Erendira se conocieron en una tarde soleada en una cafetería cercana al centro de la ciudad. Ambos estaban esperando a sus respectivos amigos, pero el encuentro se retrasó, lo que les dio tiempo para charlar. Empezaron hablando sobre el clima, pero luego la conversación se volvió más profunda y personal. Descubrieron que compartían algunos intereses y que tenían puntos de vista similares sobre ciertos temas. La química entre ellos era evidente. Cuando finalmente llegaron sus amigos, se dieron cuenta de que Fredd y Erendira se llevaban muy bien. En lugar de interrumpir la conversación, decidieron unirse y seguir hablando todos juntos. Pasaron horas charlando, riendo y compartiendo historias. Después de ese día, Fredd y Erendira no se separaron. Se hicieron muy buenos amigos y comenzaron a compartir más tiempo juntos. A través de su amistad, descubrieron que eran más que amigos, se enamoraron y comenzaron una historia de amor que duraría para siempre.