Erik y Joyce se conocieron de una forma muy curiosa en el aeropuerto. Ambos se dirigían al mismo vuelo hacia España, pero se encontraron en la fila del abordaje, discutiendo por un problema con sus respectivas maletas de mano. Erik, al ver que Joyce estaba con las manos llenas, la ayudó con su maleta, y mientras la transportaban hacia la puerta de embarque, comenzaron a conversar. Descubrieron que ambos eran de California, que les encantaban las películas de terror y que sus lugares favoritos para vacacionar eran las playas de México. La charla fue tan amena, que decidieron cambiar sus asientos para continuarla en el mismo lugar. Durante el vuelo compartieron sus comidas, anécdotas y hasta intercambiaron playlists de sus bandas favoritas. Al llegar a España, no querían dejar de hablar, así que acordaron salir a cenar juntos esa misma noche. El resto ya es historia: Erik y Joyce se convirtieron en grandes amigos y recorrieron todo el país juntos, disfrutando de cada aventura que se les presentaba.
