Erika y Tibor se conocieron en una tarde soleada de verano en un parque de la ciudad. Mientras caminaban por el sendero, se encontraron con un perro solitario y asustado. Después de intentar sin éxito encontrar al dueño, decidieron llevarlo a un refugio de animales cercano. Durante el camino al refugio, Erika y Tibor encontraron muchos intereses en común, incluyendo su amor por los animales y su pasión por la música. Descubrieron que habían asistido al mismo concierto de rock un mes antes. Después de llevar al perro al refugio, Erika y Tibor intercambiaron números de teléfono y comenzaron a hablar y a salir juntos. Con el tiempo, descubrieron que sus caminos se habían cruzado varias veces antes de conocerse, pero finalmente fue gracias al perro que se convirtió en su amigo y su animal de compañía, que Erika y Tibor se encontraron y comenzaron su historia juntos.
