Esra estaba en una cafetería cerca de su oficina y estaba buscando una mesa disponible cuando sintió una mano en su hombro. Se giró y vio a un chico: "Lo siento, mi amigo tiene la mesa que estás esperando, ¿te importaría compartir con nosotros?". Esra estaba un poco sorprendida por la pregunta, pero estaba feliz de tener una mesa. Mientras se sentaba, vio a un chico sentado en la mesa de al lado, trabajando en su ordenador portátil con intensidad. Después de unos minutos, el chico que le ofreció su mesa la presentó al chico de la mesa de al lado. "Esra, él es Yetkin. Yetkin, ella es Esra". Después de esa presentación, Esra y Yetkin comenzaron a hablar de todo, desde cafés hasta trabajos y pasatiempos. Parecía que tenían mucho en común y la conversación fluyó de manera natural. Cuando llegó el momento de irse, Esra y Yetkin intercambiaron información de contacto y prometieron mantenerse en contacto. Esa pequeña interacción en una cafetería llevó a una amistad duradera y a una conexión especial entre Esra y Yetkin. Y todo comenzó con una simple oferta de compartir una mesa.
