Un día, Esther y Mark se encontraron casualmente en una pequeña cafetería en el centro de la ciudad. Esther estaba leyendo un libro de arte mientras Mark estaba revisando algunos bocetos de moda en su tableta. Sin embargo, cuando levantaron la vista, sus ojos se posaron en el otro sin saber por qué. Después de algunos momentos incómodos y un par de sonrisas tímidas, decidieron acercarse para entablar una conversación. Resultó que ambos compartían una pasión por el arte y la moda, y rápidamente se sumieron en una discusión animada sobre sus proyectos y gustos. Fue una conversación tan fluida que rápidamente se sintieron como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Después de pasar horas hablando y riendo, intercambiaron números y prometieron planificar una salida juntos para ver una exposición de arte en la ciudad. Desde entonces, se han convertido en amigos cercanos, compartiendo sus ideas e inspiraciones. Y aunque no se han convertido en una pareja, Esther y Mark continúan explorando y celebrando su amor por el arte juntos.