Gin-Nohara y Federica-Trucchia se conocieron en un avión en camino a Tokio. Ambas estaban sentadas al lado del pasillo y después de algunas horas de vuelo, Gin-Nohara notó que Federica-Trucchia estaba leyendo un libro que ella también había leído. Empezaron a conversar sobre el libro y descubrieron que compartían el mismo interés por la literatura. Gin-Nohara le recomendó otros libros y Federica-Trucchia apuntó las recomendaciones en una libreta que llevaba en su bolso. La conversación continuó durante todo el vuelo y cuando llegaron a Tokio, intercambiaron números de teléfono. Gin-Nohara le prometió a Federica-Trucchia mostrarle su ciudad y llevarla a algunos de sus lugares favoritos. Al día siguiente, Gin-Nohara cumplió su promesa y llevó a Federica-Trucchia a un pequeño bar en Shinjuku. Allí hablaron sobre sus intereses, sus vidas y el mundo en general. Desde ese día, Gin-Nohara y Federica-Trucchia se convirtieron en grandes amigas. Pasaron mucho tiempo juntas explorando la ciudad, descubriendo nuevos lugares y compartiendo momentos inolvidables. A pesar de que venían de diferentes partes del mundo, lograron encontrar un gran vínculo gracias a su amor por los libros y su deseo de conocer nuevas culturas.
