Federico Fellini y Sandra Milo tuvieron una larga y prolífica colaboración en el cine italiano. Se conocieron en 1958 durante el rodaje de la película "La Dolce Vita", en la que Milo interpretó el papel de la amante del personaje principal, interpretado por Marcello Mastroianni. Fellini quedó impresionado por la actuación de Milo y la invitó a participar en varias de sus películas posteriores, como "Ocho y medio" (1963), "Giulietta de los espíritus" (1965) y "Fellini-Satyricon" (1969) . La relación entre Fellini y Milo fue muy cercana, pero nunca se confirmó si hubo alguna relación amorosa entre ellos. En sus memorias, publicadas en 2004, Milo describió a Fellini como un "genio" y una figura paterna para ella. Milo siguió actuando en películas y programas de televisión después de la muerte de Fellini en 1993, y ha sido reconocida como una de las actrices más importantes del cine italiano.