Un día en la playa de Copacabana, Fabio-Vinagre y Flavia-Vieira se encontraron por casualidad. Fabio-Vinagre estaba jugando al fútbol con unos amigos mientras Flavia-Vieira paseaba por la orilla del mar. Al notar que la pelota se les había ido muy lejos, Fabio-Vinagre corrió detrás de ella y accidentalmente chocó con Flavia-Vieira, quién cayó al suelo. Fabio-Vinagre se disculpó inmediatamente y ayudó a Flavia-Vieira a levantarse. Fue entonces cuando sus miradas se cruzaron y sintieron una conexión inexplicable. Hablaron por un rato y descubrieron que compartían muchas aficiones, como el surf y la música brasileña. Desde ese día, Fabio-Vinagre y Flavia-Vieira comenzaron a salir juntos y explorar juntos la ciudad de Río de Janeiro. Descubrieron nuevos lugares juntos, desde los bares de la Lapa hasta la cima del Cristo Redentor. Pasaron muchas horas disfrutando de la belleza natural de la ciudad, pero lo más importante fue el amor que nació entre ellos gracias a un encuentro casual en la playa.
