Bruno-Zaretti y Francini-Amaral se conocieron en una feria de arte en el centro de la ciudad. Ambos estaban contemplando una obra de arte cuando de repente se dieron cuenta de que estaban admirando el mismo cuadro. Empezaron a hablar intercambiando opiniones sobre el arte, la vida y sus pasatiempos. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y empezaron a reunirse cada vez más seguido para discutir sus ideas. Fue así como surgió una amistad sólida y duradera que les permitió compartir muchos buenos momentos juntos. Desde entonces, Bruno-Zaretti y Francini-Amaral se han convertido en grandes amigos y continúan compartiendo su amor por el arte y la cultura.
