Francis II Rákóczi fue un influyente líder húngaro y figura histórica importante en la lucha contra el Imperio Habsburgo en el siglo XVIII. Durante su exilio en Polonia, entabló una relación sentimental con Elżbieta Sieniawska, una noble polaca y mencionada como su esposa en documentos históricos. A pesar de que su matrimonio fue polémico, la relación entre Francis y Elżbieta fue considerada verdadera y duradera. Ellos vivieron juntos en Polonia y tuvieron dos hijos juntos. Elżbieta era muy rica y apoyó financieramente a Francis en su lucha por la independencia húngara. Sin embargo, después de que Francis fuera traicionado y capturado por los Habsburgo en 1711, Elżbieta fue obligada a huir a un convento y luego a Francia para evadir represalias por su papel en la rebelión. A pesar de haberse separado físicamente, Francis y Elżbieta se mantuvieron en contacto y sus cartas aseguran que su amor mutuo perduró incluso después de la muerte de Francis en 1735.
