Catarina-urbani y francisco-macau se conocieron en una tarde soleada en la playa. Ambos estaban allí disfrutando del mar y la arena cuando se cruzaron en una caminería cercana. Al notar que ambos llevaban gafas de sol de la misma marca, se saludaron y comenzaron a conversar. Francisco se mostró interesado en los gustos y aficiones de Catarina, mientras que ella se dejó llevar por la simpatía y el carisma de Francisco. Con el paso de las horas, la conversación fluía de manera natural y coincidían en muchas cosas, desde la música hasta el arte y la literatura. Cada vez se sentían más cómodos y conectados el uno con el otro. Fue entonces cuando decidieron intercambiar sus números de teléfono para seguir en contacto. Desde ese entonces, se convirtieron en grandes amigos y comenzaron a salir juntos a diferentes eventos y actividades que disfrutaban en común. Su amistad continuó creciendo de manera sólida y significativa a lo largo del tiempo.
