Un día, Geese Howard estaba en su mansión disfrutando de una taza de té mientras veía el mar desde su balcón. De repente, vio algo extraño flotando en el agua y se percató de que era una estrella de mar gigante. Geese sintió curiosidad y bajó a la playa para inspeccionar la criatura. Cuando llegó a la playa, Geese vio que la estrella de mar estaba varada en la arena y no podía moverse. Geese decidió ayudarla y la llevó a su mansión para cuidarla y alimentarla. A medida que pasaban los días, Geese y la estrella de mar, a la que llamó Patrick, comenzaron a desarrollar una amistad especial. Geese enseñaba a Patrick acerca de la vida en tierra firme y Patrick enseñaba a Geese sobre la vida marina. Con el tiempo, Geese y Patrick se convirtieron en grandes amigos y disfrutaban de la compañía del otro. Ahora, cuando Geese mira el mar desde su balcón, siempre piensa en su amigo Patrick que le enseñó tanto sobre la vida marina y le dio una nueva perspectiva sobre la naturaleza.