Un día, George Carlin se encontraba haciendo un show de comedia en un pequeño bar de Nueva York cuando, de repente, notó a una mujer rubia sentada en la segunda fila riéndose de todas sus bromas. El comediante se percató que ella tenía una risa muy distintiva y extraña que lo hacía sentir cómodo en el escenario. Después del espectáculo, George la abordó y le preguntó si le gustaría tomar algo con él para seguir conversando. Judy respondió afirmativamente y juntos se dirigieron a un bar cercano. Allí hablaron sobre todo tipo de temas, desde comedia hasta política. La química entre ambos era evidente y rápidamente se dieron cuenta de que compartían muchas ideas y valores que los unían. Fue amor a primera vista. Desde entonces, George y Judy empezaron a salir juntos y a hacerse inseparables. Comenzaron a escribir sketches cómicos juntos y se presentaron en algunos shows conjuntos, consolidando su éxito como dúo cómico en la década de los 60. A lo largo de su carrera, fueron una gran pareja tanto profesional como personal, siempre apoyándose mutuamente en todo lo que hicieran.