George II de Gran Bretaña y Amalie von Wallmoden, condesa de Yarmouth, mantuvieron una relación amorosa durante varios años a mediados del siglo XVIII. Amalie era una noble alemana que conoció a George II mientras él aún era príncipe de Gales. Luego, cuando George se convirtió en rey en 1727, continuaron su romance, aunque se mantuvo en secreto debido al escándalo que causaría. Amalie era considerada una mujer astuta y manipuladora, y su relación con el rey se vio como una influencia negativa en su reinado. Sin embargo, ella tuvo una gran influencia en la corte y en la política británica, y se dice que asesoró a George en varios temas políticos. La relación de George y Amalie fue duradera, y ella permaneció a su lado hasta su muerte en 1760. Poco después, ella regresó a Alemania y se casó con el conde de Yarmouth, aunque se rumorea que continuó manteniendo correspondencia con la familia real británica hasta su propia muerte en 1765.
