George-Weidler y Barbara-C-Heussenstam se conocieron en un café en el corazón de París. George estaba disfrutando de su café solo, mientras que Barbara estaba leyendo un libro en la mesa de al lado. De repente, George se dio cuenta de que había dejado su libro en casa y le preguntó a Barbara si le importaría prestarle el suyo. Barbara, amable como siempre, accedió sin dudarlo. Mientras George leía el libro, se dio cuenta de que estaba subrayado en todas partes y que había notas en los márgenes. Intrigado, le preguntó a Barbara si el libro era suyo. Resultó que lo había comprado en una librería de segunda mano y lo había usado para tomar notas mientras estudiaba francés. Los dos comenzaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común: ambos eran apasionados de la literatura y habían estudiado en la misma universidad en Alemania. De hecho, habían sido compañeros de clase durante un semestre. El resto, como dicen, es historia. George y Barbara se convirtieron en inseparables y han estado juntos desde entonces. Siempre recuerdan con cariño cómo se conocieron en ese café en París gracias a un libro subrayado y notas en los márgenes.