Gerald Heard y Christopher Isherwood fueron amigos cercanos durante gran parte de sus vidas y llegaron a compartir una relación personal y artística. Se conocieron en la década de 1930 en Londres, cuando Heard ofreció una conferencia en la sociedad de investigación psíquica que Isherwood estaba interesado en conocer. Heard era un escritor, filósofo y místico, y su obra influenció en gran medida a Isherwood, quien era un escritor de renombre y conocido por sus obras autobiográficas y su representación de la comunidad LGBT. Heard y Isherwood se convirtieron en compañeros de viaje espirituales y compartieron un interés en la meditación, la filosofía india y el ocultismo. Ambos experimentaron con LSD y otras drogas psicodélicas, lo que influyó en el trabajo de Isherwood en su historia "El hombre de la colina abrazado" y en el libro de Heard "El aliento de las Aguilas". Además de su conexión espiritual, la relación de Heard e Isherwood también se reflejó en la literatura que produjeron. Isherwood se inspiró en la obra de Heard para su novela "Un mundo frágil", y también dedicó su libro "Adiós a Berlín" a Heard. Heard escribió un prólogo para "El hombre de la colina abrazado" de Isherwood, en el que alababa la "pureza y la simplicidad" de la prosa de su amigo. A pesar de que se mantuvieron en contacto a lo largo de sus carreras profesionales y personales, la relación entre Heard e Isherwood también estuvo marcada por altibajos. Heard se mudó a los Estados Unidos en 1940 y comenzó a seguir al teósofo Jiddu Krishnamurti, lo que lo llevó a alejarse de su influencia en la literatura y la mística de la India. Por su parte, Isherwood se mudó a California en la década de 1940 para continuar con su carrera literaria y se centró más en la escritura de novelas en lugar de buscar la meditación y la espiritualidad. A pesar de esto, Heard e Isherwood mantuvieron una amistad duradera, y la influencia mutua que tuvieron en la teología, la mística y la literatura se ha mantenido en la cultura pop reciente.
