Giancarlo Stanton y Priscilla Quintana se conocieron en una fiesta en la ciudad de Miami. En un principio, no se habían saludado, pero de repente se encontraron con un juego de ping-pong que estaba en el centro de la sala. Se retaron a un juego y, aunque Giancarlo estaba muy seguro de sí mismo, fue Priscilla quien ganó. Inmediatamente después, Giancarlo se acercó a ella para felicitarla por su habilidad en el ping-pong. Durante la conversación que siguía, descubrieron que ambos compartían el mismo amor por los deportes y la comida. Decidieron intercambiar números telefónicos para pasar más tiempo juntos. Desde entonces, Giancarlo y Priscilla se han convertido en grandes amigos y se les puede ver juntos en eventos deportivos, juegos de ping-pong y saliendo a comer, disfrutando la ciudad de Miami juntos.