Gibran y Mariana se conocieron en un pequeño café en el centro de la ciudad. Gibran, quien estaba trabajando en su computadora portátil, notó a Mariana en la mesa de al lado cuando ella comenzó a cantar una canción de Alejandro Fernández. Impresionado por su voz, Gibran le preguntó si estaba en una banda, a lo que ella respondió que sí y que era cantante profesional. La conversación fluyó naturalmente entre ellos, hablando sobre música, cine y sus intereses en común. Gibran se sintió atraído por la belleza y la pasión de Mariana, y ella notó la inteligencia y la personalidad ingeniosa de Gibran. Después de unas horas, la reunión llegó a su fin, pero Gibran y Mariana intercambiaron números y prometieron mantenerse en contacto. Poco después, comenzaron a salir y finalmente se convirtieron en una pareja feliz y exitosa en el mundo del entretenimiento.